miércoles, 12 de febrero de 2014



Últimamente en la industria cinematográfica parece que lo único que interesa son películas de alto presupuesto, películas que tengan muchos efectos especiales y explosiones con saltos imposibles ¿Dónde han quedado aquellas maravillosas películas que nos hacían soñar? Ahora lo que hace récord en taquilla es lo que manda y eso se nota. Casi todo el cine son comedias absurdas, sagas romanticonas para adolescentes y películas de acción sin apenas trama de por medio. No os voy a mentir, paso un buen rato viendo este tipo de películas pero también disfruto viendo buenas películas que me hagan llorar, reír y soñar al mismo tiempo sin necesidad de usar un fondo verde en todas las secuencias.

¿Hacer lo que te gusta y no lo que vende? Ya quedan poquísimos directores que hagan esto, todos se dan vueltas por Hollywood en busca de un buen guion que recaude millones en el primer fin de semana, contratan a actores mundialmente conocidos para que sean un seguro para su película olvidándose de lo que de verdad importa, así es como perdemos la esencia de lo que es el cine, una manera de contar historias y no una competición entre ellos por ver quien ha recaudado más o menos el día del estreno. Reflexionar, no os pido que vayáis a ver cine independiente, ni cine de autor como locos, pero sí a que no juzguéis a una película por su director o reparto, eso no lo es todo, una película no tiene que estar bien por el simple hecho de que salga Brad Pitt o por que sea lo último de Woody Allen, una película está bien cuando su historia nos hace volar y nos invita a formar parte de ella adentrándonos en su mundo sin darnos cuenta de ello.
Os invito a darle oportunidades a películas que tan siquiera habéis oído hablar, a películas que no salga ningún actor que conozcáis os invito a no juzgar un libro por su portada, porque ahí es donde está la magia del cine.


Hinoino

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